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Ecos del futuro: Los momentos ambientales que definieron el 2023

En este año 2023, la población mundial ha sentido los efectos del cambio climático y del calentamiento global con una intensidad nunca antes registrada. De acuerdo al Servicio de Cambio Climático de Copérnico con sede en la Unión Europea, en los primeros 11 meses de 2023 la temperatura media global alcanzó un calentamiento récord de 1,46 grados centígrados sobre los niveles preindustriales de 1850 y 1900.

 

Recordemos que el Acuerdo de París, ratificado por Bolivia mediante la Ley No. 835 del 17 de septiembre de 2016 y firmado por otros 193 países, establece un triple objetivo que son: (i) mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 grados centígrados respecto a niveles preindustriales, (ii) limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 grados centígrado como máximo y (iii) alcanzar la neutralidad climática en 2050. Es decir, estamos a tan solo 0,05 grados centígrados de incumplir uno de los acuerdos internacionales más importantes y ambiciosos en materia ambiental.

 

Es importante tener como perspectiva que, cuando el Acuerdo de París entró en vigor el año 2016 la temperatura media mundial era de 15,4 grados centígrados y en septiembre de este año, la Organización de Naciones Unidas registró una temperatura media mundial de 16,38 grados centígrado. Por lo que, en el transcurso de 7 años la temperatura mundial aumentó casi 1 grado centígrado, lo que pone en duda la capacidad de sostener las metas de este Acuerdo en los próximos años.

 

Este aumento de la temperatura, combinada con la aparición del Fenómeno del Niño,  trajo diversas consecuencias a nuestro país como la desertificación de zonas del altiplano, la disminución o erradicación de los principales lagos de Bolivia como son el Lago Titicaca o el Lago Poopó, la declaratoria de emergencia en 7 de los 9 Departamentos por escasez de agua, los incendios forestales que arrasaron con 2,6 millones de hectáreas (más que el tamaño de la República de El Salvador) y otras repercusiones en la salud y calidad de vida de nuestra población.

 

A pesar de los muchos sucesos lamentables ocurridos en el mundo, este año también sucedió un acontecimiento que merece ser reconocido por su trascendencia y su aporte en la conservación del medio ambiente.  Hago referencia al Referendo llevado a cabo en Ecuador el 20 de agosto de 2023, por medio del cual el 59% de los electores ecuatorianos aprobaron suspender la explotación petrolera en un sector denominado bloque 43 del parque amazónica del Yasuní.

 

Es cierto que en el parque Yasuní existen otras concesiones petroleras y que el bloque 43 representa apenas el 0,08% de su extensión, sin embargo, es una conquista que trasciende a los intereses económicos e impone límites claros para preservar uno de los rincones más mega diversos del mundo como es la selva amazónica. Principalmente, es una forma real e inmediata para que la población se exprese sobre la forma en que quiere aprovechar sus recursos naturales que, al fin de cuentas, son de su exclusiva propiedad.

 

Bolivia, a través de esta experiencia, puede rescatar enseñanzas valiosas para la protección del medio ambiente, dando mayor institucionalidad sobre las decisiones de aprovechamiento de recursos naturales y que éstas no recaigan exclusivamente en el Estado o en empresas privadas. Imaginemos por un instante que los principales proyectos de infraestructura, construcción de carreteras, intervención en áreas protegidas, explotación de recursos naturales no renovable, entre otros, sean objetos de una consulta pública a la población afecta o a nivel nacional, más allá del resultado, la población podrá estar tranquila sabiendo que la decisión de la mayoría es absoluta y que no se trata de imposiciones o beneficios inmediatos.

 

Por su parte, la Constitución Política del Estado reconoce al referendo, al cabildo y a la consulta previa como una forma de democracia directa y participativa que genera obligaciones directas al Estado para el respeto de la decisión popular y que podría ser una herramienta beneficiosa para el país cuando se trata de aprovechamiento y explotación de recursos naturales.

 

No cabe duda que el año 2024 traerá sus propios desafíos en materia ambiental, todavía estamos lejos de implementar soluciones reales a la crisis ambiental mundial. Ni siquiera las grandes conferencias como las Conferencias de las Partes (COP) promovida por las Naciones Unidas logró elaborar un escrito que sea del agrado de todas las naciones, ya que todavía queda mucho por debatir respecto a los paradigmas de desarrollo de cada país y las obligaciones comunes pero diferenciadas de los países en desarrollo y los países desarrollados. Pero, a pesar de ello, es posible extrapolar lo sucedido en Ecuador para que, en una escala menor, cada habitante de un área afectada por un proyecto de explotación de recursos naturales, sea responsable de decidir sobre la protección de su medio ambiente y la forma de desarrollo que quiere tener para su región.

 

(Este artículo expresa las ideas del autor y no compromete la posición de Moreno Baldivieso).